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El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K Rowlling, nosotr@s somos simplemente unas fans de la saga reproduciendo su mundo. El foro no es con fines de lucro.
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Cyrus Eva Miller
2 participantes
Página 1 de 1.
Cyrus Eva Miller
Nombre: Cyrus ‘Cece, Cy’ Eva Miller
Casa: Gryffindor
Edad: 16
Curso: 6to
Estado social: -
Varita: Está hecha con manera de Arce. En el momento que la varita la eligió, el señor Ollivander rió y comentó que era curioso que una varita con una reputación de alto estatus entre magos eligiera a una niña hija de muggles, provocando que la joven se sonrojara. Simplemente no le parecía muy usual. Complementada con un núcleo de pluma de Fénix, la hace una varita de lo más especial. Puesto que Cyrus la adora y la considera única, le ha puesto el nombre de origen árabe Farid (Cuyo significado es único), reclamando que es una varita macho. Hace algunos años ha mandado a tallar aquel nombre en el mango, pero con letras árabes ‘فريد’ en su madera clara. Es algo larga y al comienzo se le había hecho bastante complicado manejarla por el tamaño de su propia mano aunque con el tiempo se acostumbró. Es muy flexible, justo como la forma de ser de su dueña, adaptable.
Mascota: Al colegio lleva un sapo adorable llamado Apo. Realmente no tiene ningún uso, pero la chica disfruta copiarlo cada vez que lo oye croar. En casa tiene bulldog inglés cachorro, de color blanco con manchas grises. Lo ha llamado Buddah y Cyrus adora esconder su cara entre sus arrugas cada vez que puede.
Psicología:
Es imposible no ver a Cyrus como una niñita adorable. Siempre ha sido alegre, divertida y fuerte como le enseñó su padre, pero luego de su primer año toda esa mentalidad extrovertida se fue al límite, como si el filtro que todos tenemos en nuestra mente e indica lo socialmente aceptable, se hubiera quebrado por completo. Es fácil creer que está algo trastornada. En realidad, lo está, pero de una buena manera.
Luego de tantos traumas, aprendió a ver el lado positivo de la vida siempre… o al menos lo intenta. Es muy sonriente, pero al quebrarse aquel filtro, también significó que lo que le duele sería exagerado. Cuando se siente mal, cuando llora, siente que todo su mundo se derrumba rápidamente. Esa es Cyrus, una persona con sentimientos fuertes.
Una gran desventaja suya es que no siempre sabe distinguir entre lo correcto y lo que está mal, haciendo cosas incorrectas sin malas intenciones. Esto la ha metido en muchos problemas, dado que ha encontrado un gran refugio en la fiesta y el alcohol. Por ser menor, debió crear un nuevo ID donde mentía totalmente sobre su edad durante las clases para poder entrar en clubes y luego de algunas horas, sorprendentemente terminar en un patrullero en dirección a su casa.
A pesar de que su madre haya cometido varios errores al correr de los años, no le guarda resentimientos de ninguna manera. Cree que todos somos humanos y cometemos errores, y no debemos ser sentenciados por ellos. En cuanto a su padre, no puede imaginar una vida sin él. Aaron es todo lo que ella quiere ser algún día. Le enseñó a ser fuerte a pesar de que el mundo esté en su contra, a renacer de las cenizas, como un Fenix. Y ella lo aprendió muy bien. Está feliz con que él haya encontrado el amor nuevamente, y Tilly le cae muy bien, aunque jamás podrá ocupar un lugar de madre propiamente dicha en su vida. Pero en cuanto a los hijos de Tilly, Sebastian y Karen… ellos sí son sus hermanos, sus hermanitos del corazón, como le gusta llamarlos.
Su padre le heredó un interés ilimitado por las culturas, por el resto del mundo. Al correr de los años la llevó a visitar realidades muy distintas a la suya, tanto como Sudamérica, pasando por China y terminando en India. Todas las creencias, las creyó, todas las costumbres, las vivió, aunque sea por un momento. Sabe que, aparte de la música, la cual es su pasión, es otra alternativa, una un poco más lógica, para su futuro. Su primer plan es triunfar con la música, como cantante. Ha estado enamorada de ella desde que nació.
Cyrus es una excelente amiga. Siempre dará todo por el otro, en especial cuando lo aprecia. No suele llevarse mal con los demás, con casi nadie realmente. Todos la ven su latente ternura y termina siendo de su agrado por muy atacante que parezca al principio.
Aún no ha experimentado el amor, y no puede esperar para hacerlo. A pesar de haber estado con algunos hombres, y mujeres también, sigue siendo virgen. Quiere darle aquello, que en todas las culturas es sagrado, a alguien que ame por sobre todas las cosas. Alguien que la merezca y ella merezca.
En cuanto al mundo mágico… en algún momento le pareció algo muy ajeno a ella. Pero con el pasar de los años pudo ver que siempre había estado dentro de ella todo el tiempo. A pesar de aún hoy en día asombrarse con ciertas cosas, se siente parte de aquel lugar, de aquella vida. Es su vida, su ser interior, y jamás quiere irse de allí. El colegio le importa, y mucho. Es su única base en cuanto a su hogar, pero a pesar de no tener total afinidad con muchas de las materias, se esfuerza por aunque sea, aprender y aprobar.
Físico: Toda su vida ha parecido menor de lo que es. Quizás es su cuerpo poco desarrollado o su cara aniñada, pero eso siempre le ha traído problemas dado su estilo de vida. Su corta estatura, la cual la ha acomplejado durante mucho tiempo, combina a la perfección con su cuerpo flacucho, el cual realmente agradece porque cree que puede usar la mayor parte de la ropa que le gusta así. Los rasgos de su cara son finos, crudos, como los de su madre. Sus finos labios, como sus cejas, rodean una fila de dientes un poco disparejos que han sido corregidos con aparatos en su niñez, pero han dejado una pequeña abertura entre las dos paletas. Típico rasgo de ingleses. Sus ojos oscuros son del mismo color que su cabello, el cual es corto y ondulado pero constantemente está cambiándolo. Con tinturas o extensiones, pero no le gusta el mismo estilo durante mucho tiempo. Cyrus está llena de tatuajes. Empecemos por el brazo izquerdo, el cual en la parte exterior cuenta con una frase que dice ‘All you have is your soul’, luego en el antebrazo, una manga de mariposas con un pájaro en el medio (El cual se complementa con una jaula abierta que se encuentra en su antebrazo derecho), una clave de sol en su mano y un corazón rosa en su dedo mayor. Del lado derecho, en la parte superior, una calavera del estilo mexicano, en el antebrazo ‘Bolsillo lleno de sueños’, la jaula ya mencionada, debajo de ésta un ojo muy egipcio, más abajo aún, un signo de paz junto a uno de pregunta en su muñeca, un diamante opuesto a a palabra ‘Daddy’ con un corazón en su mano, un ‘Shh…” en el costado de su dedo índice y un moño sobre el nudillo de su dedo mayor. Aunque se haya concentrado en sus brazos y manos, también tiene un moño en la parte baja de su espalda. ¿Por qué esta adicción? Comenzó como una técnica para taparse las cicatrices que le dejaron los hermanos Carrow durante su primer año en el colegio y terminó convirtiéndose en un placer.
En cuanto a su vestuario, el uniforme suele llevarlo con normalidad. Ni muy adecuado ni desalineado del todo. Pero ama los colores, y lo demuestra cuando usa sus propias ropas. Su estilo es muy particular, variando desde jeans rotos y remeras con diseños extraños hasta camisas amplias de diferentes texturas con faldas cortas y divertidas. Lo único que es estable son sus botas. Con tacón, rectas, altas, cortas, no importa; pero ama las botas.
Gustos:
- Lo extraño, lo diferente
- La música, más específicamente cantar
- La alegría
- Sus amigos y familia
- Las historias de amor
Desagrados:
- Que la hagan sentir menos
- Que le digan niña
- Decepcionar a su padre
- Fallar en algo que se esfuerza
Familia:
Aaron George Miller: Padre. Él es el mejor hombre que Cyrus conoce. Fue quien la crió y le dio todo lo que tiene, ella jamas admirará a nadie como lo admira a él. Es una persona devota, fuerte y bondadosa. Es dueño de un restaurant familiar que empezó como un pequeño café y hoy en día se ha expandido lo suficiente para ser considerado uno de los mejores en todo Manchester. Está totalmente orgulloso de que su hija lleve magia en su sangre, y cada vez que vuelve para las vacaciones, le pide que le cuente y le muestre todo lo que se le ocurra.
Lisa Lloyd: Madre. Durante el comienzo de la vida de su hija, fue una figura muy importante para ella. Era quien la cuidaba, quien la educaba. Hasta que cuando Cy tenía cinco años, se divorció de su marido. Un año después, decidió que lo mejor sería mudarse a Estados Unidos. Aquella mudanza provocó un gran shock en la pequeña, quien perdió una figura importante de un día para el otro. Su relación pereció, a tal punto que Lisa no está enterada de que su hija es una maga. Hace años que no se ven.
Tilly Miller: Madrastra. Es una buena mujer, trabajadora, tierna con sus hijos e hijastra. Durante los años ha intentado mejorar su relación con Cyrus, pero ella jamás la dejó pasar un límite. Sabe de su naturaleza mágica.
Sebastian Hughes: Hermanastro menor, 15 años. Es un chico independiente y común. Tiene una buena relación con la mayor, pero no es de los que transmiten sus sentimientos con mucha fluidez. Ni él ni su hermana tienen idea de que durante el año ella se va a una escuela de magia y hechicería.
Karen Hughes: Hermanastra menor, 13 años. Cyrus habla de ella como si fuera una princesa, aunque en la convivencia común tienen peleas constantes. Después de todo, son hermanas, y a pesar de que se comparten casi todo, las discusiones jamás tardan.
Nacionalidad: Oriunda del centro de Manchester, Inglaterra. Vive con su padre y su esposa en una casa perfecta para ellos, donde sus dos hermanastros tienen una habitación para cada uno. Durante el verano, ama pasar las tardes en su jardín, recostada, descansando.
Vida:
Aaron Miller tenía diecinueve años cuando conoció a Lisa Lloyd, un año menor que él, en una Oktoberfest en Manchester. Él deseaba ser un chef, ella no tenía ni idea. Comenzaron su romance el primer momento en que cruzaron miradas, y fueron inseparables por los cinco años que continuaron. Eran jóvenes, pero decidieron casarse de todas formas. Estaban demasiado enamorados. Aaron terminó su carrera de chef mientras tanto, y dejó que su padre se jubilara para ponerse a cargo del café familiar, ‘Miller’. Pero un café no satisfacía las ambiciones del joven. Él quería algo mucho más grande. Pero justo cuando llenaba los formularios para conseguir un préstamo y poder expandir el lugar, Lisa le dio la noticia de que serían padres. Él no se lo tomó mal, para nada, de hecho se pasó los siguientes nueve meses soñando con lo que sería su bebé. Ambos decidieron que no querían saber el sexo del pequeño, aunque él estaba seguro de que sería niño. De cualquier manera, decidieron que llamarían al bebé Cyrus. El segundo nombre variaría entre Eva o Adán, siguiendo sus creencias religiosas, pero más que nada con el significado de que ella o él sería único, como los primeros hombres en la tierra.
Entonces nació la bebé. Cyrus Eva Miller. Prematura, por un mes, pero después de dos semanas en incubadora ya había sido habilitada de continuar en casa. Fue entonces que su padre se dio cuenta que jamás había estado tan confundido al preferir a un niño sobre una niña. Su princesa era perfecta, y junto con su mujer esperaban grandes cosas de parte de ella.
A los tres años de la pequeña, ya todo volvía a la normalidad. Era difícil mantener una familia con el salario de un dueño de un pequeño café, pero tampoco imposible. Entonces los sueños del ya hombre en cuanto al restaurant volvieron a sus rieles.
Cyrus tenía apenas cuatro años cuando el primer acontecimiento extraño ocurrió. Una tarde, cuando Lisa había ido por la pequeña al jardín de niños, decidieron que irían a visitar a su padre en el café. Allí, él estaba demasiado ocupado con los clientes para poder prestarle la atención que la bebé requería. Sus pequeñas cejas se fruncieron, e inmediatamente todas las maquinas de café y otros comenzaron a funcionar desmedidamente. Solas, y más rápido de lo que deberían. Ninguno de los dos quiso hablar del tema, creyeron que había sido una simple curiosidad y que no tenía nada que ver con nada. Estaban tan confundidos.
Pero un año después todo estaba muy distinto. La pareja no era la misma, y su hija lo ignoraba por completo. Eran buenos ocultándolo para no hacerla sufir. A pesar de esto, habían conseguido el dinero suficiente para mudarse del departamento en el que vivían a una gran casa, más cerca del colegio de su hija y del trabajo de Aaron. Aunque simplemente complicó más las cosas. Luego de muchas discusiones, terminaron divorciándose. A pesar de ser muy pequeña, para Cyrus esto representó algo ilógico. Un comienzo para terminar trastornada y desconfiada del amor.
Su madre vivía en un departamento cerca, ella con su padre y la primaria había parecido comenzar de la mejor manera. Todo era normal, y casi perfecto. Pero su madre, decidió mudarse a los Estados Unidos. Este lugar extraño estaba a un océano aparte, y significaría no ver tan seguido a su mami. El día que fue a despedirla al aeropuerto con su tía, el segundo acontecimiento extraño ignorado tomó lugar. Faltaban cinco minutos para que el vuelo partiera, pero se atrasó diez minutos más. Diez minutos después, volvió a retrasarse, pero esta vez media hora. Cuando esto pasó, una hora más. Y así siguió atrasándose en total, dos horas y media. Todo era obra de la castaña, pero nadie lo sabía ni lo sospechaba. Pero después de todo, no tuvo otra opción más que aceptarlo y continuar su relación a través de cartas y llamados… los cuales lentamente cesaron para que a veces no hablaran por un mes entero. Su madre ya no estaba.
Aaron se esforzó para criar a su hija de la mejor manera posible, dándole todo lo que necesitaba y lo que quería. Llevándola a conocer el mundo, salir de la burbuja que los niños siempre tienen. Y no está de más decir que lo logró. Cyrus creció para ser una niña adorable.
En su cumpleaños número once, ella y su padre estaban sentados en una mesa del Miller ya cerrado, cantando el feliz cumpleaños juntos frente a una torta hecha por él mismo, cuando luego de soplar las velas, una señora de lo más curiosa entró por la puerta. Aaron la confundió con una clienta pasada de hora, pero ésta le explicó que no venía para eso. Había ido para contarle que su hija había nacido con un don, un don de bruja, y que le ofrecían un lugar en el colegio Hogwarts, de magia y hechicería. Los ojos de Cyrus brillaron de emoción, y poco tiempo después se encontraban en el callejón Diagon acompañados de la mujer haciendo las compras para entrar en el colegio. La excusa para su familia fue que se iría a un internado de mujeres donde había conseguido una beca.
Cyrus no tenía ni idea de lo que ocurría en el mundo mágico en ese momento. Pero todo se le vendría en su contra dentro de poco. En el tren logró hacer contacto con algunos compañeros, pero en el momento que entró en el colegio, se dio cuenta que no todo era tan increíble como ella esperaba. La ubicaron en la casa de Gryffindor, que apremiaba la valentía y el poder en el corazón de la persona. Los leones. Días después, uno de sus compañeros, hijo de magos, le explicó lo que ocurría y por qué nada era tan feliz como todos querrían. Ella entendió poco de El Innombrable, el director que había fallecido hacía poco tiempo y todo. Simplemente se le hacía muy extraño. Lo que entendió aún menos, fueron los castigos que se le daban casi diariamente. ¿Por qué? Por ser nacida muggle. Una sangre sucia. No lloró en uno sol de sus castigos, a pesar de que le dejaban varias y profundas marcas en sus brazos, espalda, y otros. Pero sí lloraba en la noche, en silencio, en su cama. Necesitaba liberarse de alguna manera.
Un día cualquiera, en el que la pequeña deseaba estar en casa, tomando un chocolate caliente, Harry Potter llegó para salvarlos. Poco sabía de aquel niño de ojos celestes y pelo enmarañado, pero por su llegada se desató algo mucho peor. Una batalla. Antes de que pudiera razonarlo, la estaban evacuando junto a sus compañeros. ¿A dónde pretendían llevarla? No. Ella se quedaría. Se quedaría por el Hogwarts que había soñado antes de llegar y que, aparentemente, solía ser.
Fue lastimada, presionada hasta alcanzar la fatiga, el agotamiento. Cyrus jamás bajó los brazos. Encontró a dos niños mayores que ella; una chica de su casa y un niño de Ravenclaw, y entonces se dio cuenta que la única manera de sobrevivir aquello sería mantenerse los tres juntos… pero a los pocos momentos, la lucha se las arregló para separarlos nuevamente. Más tarde se enteraría que habían logrado sobrevivir y sus nombres eran Oliver y Daliah.
Los mortífagos se fueron, y ella estaba bien. Golpes, cortes, pero nada de eso importaba. Los miró alejarse con una sonrisa en el rostro y entró al colegio destrozado para encontrarse con una imagen que jamás olvidaría. Cuerpos de compañeros, mayores y menores, de amigos suyos… todos habían muerto. En lugar de hacer lo más lógico y buscar asistencia médica o ayudar al resto, corrió. Corrió hasta llegar cerca del bosque prohibido y se sentó calmada, a mirar las estrellas. Las miró, las analizó, hasta que salió el sol. ¿Por qué? Su mente se había vaciado, se había puesto en total blanco. Pero luego volvió, por más ruidos. Los mortífagos habían vuelto. Ahora se encontraba entre la multitud, oyendo a Lord Voldemort pidiendo recultas para su ejército. Ella jamás avanzaría, y no parecía ser la única. Llevaban al cadáver de Harry Potter, pero nada terminaría… no aún. El castaño despertó, y poco después derrotó al Señor Oscuro por completo. Escuchó como todos comentaban la buena noticia, y simplemente se desmayó.
Despertó días después en el hospital, rodeada de medimagos y su padre. Al final, no había pasado tan bien la batalla. Contaba con muchas lesiones, internas en sus órganos, huesos rotos, y claro, lo que nadie prestó atención, lesiones mentales que le quedarían de por vida.
Aquel verano, su padre le presentó a su nueva pareja. Una mujer adorable que tenía dos hijos de lo más tiernos. Ellos le cayeron bien, pero Aaron se había metido en la cabeza que su hija se quedaría a vivir con él y jamás volvería a ese colegio. Su princesa había sido lastimada demasiado. Pero ella se negó. Rogó, lloró, pataleó, hasta que él finalmente accedió. Y no había cometido un error.
Un año más en Hogwarts. Con pérdidas y heridas, pero aquel sentimiento incómodo se había desvanecido por completo. Sería un buen año allí. Logró hacer amigos, y avanzó en las materias, a pesar de ser una sangre sucia. Ahora podía ser una alumna más. Pero ese segundo verano fue distinto.
Cambió de grupo de amigos en Manchester, con solo trece años, comenzó a vagar por las calles en la madrugada junto a ellos, tomar alcohol, fumar. La verdad es que ella se divertía, y no veía nada malo en hacerlo… a pesar de que su padre dudara de sus conductas cuando salía durante la noche con sus amigos. Pero no dudó demasiado, es decir, ¿qué mucho podría hacer un grupo de niños de trece y catorce años? Recién pudo verlo cuando Cyrus se hizo su primer tatuaje. La puso en penitencia, pero ella tenía sus motivos. Ocultar sus horribles cicatrices de su primer año en el colegio.
Todas aquellas dudas cesaron, y Cyrus jamás volvió a cambiar realmente. Continuó en el colegio, haciendo siempre nuevos amigos, llenándose de tatuajes, y siendo… feliz a su manera.
T.I.M.O.S:
Adivinación: A
Cuidado de Criaturas Magicas: A
Defensa contra las artes oscuras: S
Historia de la Magia: S
Pociones: S
Transformaciones: E
Encantamientos: S
Herbología: A
Extras:
- Suele hablar sola, y no es algo que oculte.
- Se lleva bien con todos, pero en especial con Daliah Lee y Reno Saintbury.
- Tiene la mentalidad de una bebé, y puede ser muy adorable cuando quiere.
- Odia que la llamen niñita, o que la tomen por alguien de menos edad.
Contraseña: *******
*Permiso de Oliver, Daliah y Reno para mencionarlos en la ficha
Casa: Gryffindor
Edad: 16
Curso: 6to
Estado social: -
Varita: Está hecha con manera de Arce. En el momento que la varita la eligió, el señor Ollivander rió y comentó que era curioso que una varita con una reputación de alto estatus entre magos eligiera a una niña hija de muggles, provocando que la joven se sonrojara. Simplemente no le parecía muy usual. Complementada con un núcleo de pluma de Fénix, la hace una varita de lo más especial. Puesto que Cyrus la adora y la considera única, le ha puesto el nombre de origen árabe Farid (Cuyo significado es único), reclamando que es una varita macho. Hace algunos años ha mandado a tallar aquel nombre en el mango, pero con letras árabes ‘فريد’ en su madera clara. Es algo larga y al comienzo se le había hecho bastante complicado manejarla por el tamaño de su propia mano aunque con el tiempo se acostumbró. Es muy flexible, justo como la forma de ser de su dueña, adaptable.
Mascota: Al colegio lleva un sapo adorable llamado Apo. Realmente no tiene ningún uso, pero la chica disfruta copiarlo cada vez que lo oye croar. En casa tiene bulldog inglés cachorro, de color blanco con manchas grises. Lo ha llamado Buddah y Cyrus adora esconder su cara entre sus arrugas cada vez que puede.
Psicología:
Es imposible no ver a Cyrus como una niñita adorable. Siempre ha sido alegre, divertida y fuerte como le enseñó su padre, pero luego de su primer año toda esa mentalidad extrovertida se fue al límite, como si el filtro que todos tenemos en nuestra mente e indica lo socialmente aceptable, se hubiera quebrado por completo. Es fácil creer que está algo trastornada. En realidad, lo está, pero de una buena manera.
Luego de tantos traumas, aprendió a ver el lado positivo de la vida siempre… o al menos lo intenta. Es muy sonriente, pero al quebrarse aquel filtro, también significó que lo que le duele sería exagerado. Cuando se siente mal, cuando llora, siente que todo su mundo se derrumba rápidamente. Esa es Cyrus, una persona con sentimientos fuertes.
Una gran desventaja suya es que no siempre sabe distinguir entre lo correcto y lo que está mal, haciendo cosas incorrectas sin malas intenciones. Esto la ha metido en muchos problemas, dado que ha encontrado un gran refugio en la fiesta y el alcohol. Por ser menor, debió crear un nuevo ID donde mentía totalmente sobre su edad durante las clases para poder entrar en clubes y luego de algunas horas, sorprendentemente terminar en un patrullero en dirección a su casa.
A pesar de que su madre haya cometido varios errores al correr de los años, no le guarda resentimientos de ninguna manera. Cree que todos somos humanos y cometemos errores, y no debemos ser sentenciados por ellos. En cuanto a su padre, no puede imaginar una vida sin él. Aaron es todo lo que ella quiere ser algún día. Le enseñó a ser fuerte a pesar de que el mundo esté en su contra, a renacer de las cenizas, como un Fenix. Y ella lo aprendió muy bien. Está feliz con que él haya encontrado el amor nuevamente, y Tilly le cae muy bien, aunque jamás podrá ocupar un lugar de madre propiamente dicha en su vida. Pero en cuanto a los hijos de Tilly, Sebastian y Karen… ellos sí son sus hermanos, sus hermanitos del corazón, como le gusta llamarlos.
Su padre le heredó un interés ilimitado por las culturas, por el resto del mundo. Al correr de los años la llevó a visitar realidades muy distintas a la suya, tanto como Sudamérica, pasando por China y terminando en India. Todas las creencias, las creyó, todas las costumbres, las vivió, aunque sea por un momento. Sabe que, aparte de la música, la cual es su pasión, es otra alternativa, una un poco más lógica, para su futuro. Su primer plan es triunfar con la música, como cantante. Ha estado enamorada de ella desde que nació.
Cyrus es una excelente amiga. Siempre dará todo por el otro, en especial cuando lo aprecia. No suele llevarse mal con los demás, con casi nadie realmente. Todos la ven su latente ternura y termina siendo de su agrado por muy atacante que parezca al principio.
Aún no ha experimentado el amor, y no puede esperar para hacerlo. A pesar de haber estado con algunos hombres, y mujeres también, sigue siendo virgen. Quiere darle aquello, que en todas las culturas es sagrado, a alguien que ame por sobre todas las cosas. Alguien que la merezca y ella merezca.
En cuanto al mundo mágico… en algún momento le pareció algo muy ajeno a ella. Pero con el pasar de los años pudo ver que siempre había estado dentro de ella todo el tiempo. A pesar de aún hoy en día asombrarse con ciertas cosas, se siente parte de aquel lugar, de aquella vida. Es su vida, su ser interior, y jamás quiere irse de allí. El colegio le importa, y mucho. Es su única base en cuanto a su hogar, pero a pesar de no tener total afinidad con muchas de las materias, se esfuerza por aunque sea, aprender y aprobar.
Físico: Toda su vida ha parecido menor de lo que es. Quizás es su cuerpo poco desarrollado o su cara aniñada, pero eso siempre le ha traído problemas dado su estilo de vida. Su corta estatura, la cual la ha acomplejado durante mucho tiempo, combina a la perfección con su cuerpo flacucho, el cual realmente agradece porque cree que puede usar la mayor parte de la ropa que le gusta así. Los rasgos de su cara son finos, crudos, como los de su madre. Sus finos labios, como sus cejas, rodean una fila de dientes un poco disparejos que han sido corregidos con aparatos en su niñez, pero han dejado una pequeña abertura entre las dos paletas. Típico rasgo de ingleses. Sus ojos oscuros son del mismo color que su cabello, el cual es corto y ondulado pero constantemente está cambiándolo. Con tinturas o extensiones, pero no le gusta el mismo estilo durante mucho tiempo. Cyrus está llena de tatuajes. Empecemos por el brazo izquerdo, el cual en la parte exterior cuenta con una frase que dice ‘All you have is your soul’, luego en el antebrazo, una manga de mariposas con un pájaro en el medio (El cual se complementa con una jaula abierta que se encuentra en su antebrazo derecho), una clave de sol en su mano y un corazón rosa en su dedo mayor. Del lado derecho, en la parte superior, una calavera del estilo mexicano, en el antebrazo ‘Bolsillo lleno de sueños’, la jaula ya mencionada, debajo de ésta un ojo muy egipcio, más abajo aún, un signo de paz junto a uno de pregunta en su muñeca, un diamante opuesto a a palabra ‘Daddy’ con un corazón en su mano, un ‘Shh…” en el costado de su dedo índice y un moño sobre el nudillo de su dedo mayor. Aunque se haya concentrado en sus brazos y manos, también tiene un moño en la parte baja de su espalda. ¿Por qué esta adicción? Comenzó como una técnica para taparse las cicatrices que le dejaron los hermanos Carrow durante su primer año en el colegio y terminó convirtiéndose en un placer.
En cuanto a su vestuario, el uniforme suele llevarlo con normalidad. Ni muy adecuado ni desalineado del todo. Pero ama los colores, y lo demuestra cuando usa sus propias ropas. Su estilo es muy particular, variando desde jeans rotos y remeras con diseños extraños hasta camisas amplias de diferentes texturas con faldas cortas y divertidas. Lo único que es estable son sus botas. Con tacón, rectas, altas, cortas, no importa; pero ama las botas.
Gustos:
- Lo extraño, lo diferente
- La música, más específicamente cantar
- La alegría
- Sus amigos y familia
- Las historias de amor
Desagrados:
- Que la hagan sentir menos
- Que le digan niña
- Decepcionar a su padre
- Fallar en algo que se esfuerza
Familia:
Aaron George Miller: Padre. Él es el mejor hombre que Cyrus conoce. Fue quien la crió y le dio todo lo que tiene, ella jamas admirará a nadie como lo admira a él. Es una persona devota, fuerte y bondadosa. Es dueño de un restaurant familiar que empezó como un pequeño café y hoy en día se ha expandido lo suficiente para ser considerado uno de los mejores en todo Manchester. Está totalmente orgulloso de que su hija lleve magia en su sangre, y cada vez que vuelve para las vacaciones, le pide que le cuente y le muestre todo lo que se le ocurra.
Lisa Lloyd: Madre. Durante el comienzo de la vida de su hija, fue una figura muy importante para ella. Era quien la cuidaba, quien la educaba. Hasta que cuando Cy tenía cinco años, se divorció de su marido. Un año después, decidió que lo mejor sería mudarse a Estados Unidos. Aquella mudanza provocó un gran shock en la pequeña, quien perdió una figura importante de un día para el otro. Su relación pereció, a tal punto que Lisa no está enterada de que su hija es una maga. Hace años que no se ven.
Tilly Miller: Madrastra. Es una buena mujer, trabajadora, tierna con sus hijos e hijastra. Durante los años ha intentado mejorar su relación con Cyrus, pero ella jamás la dejó pasar un límite. Sabe de su naturaleza mágica.
Sebastian Hughes: Hermanastro menor, 15 años. Es un chico independiente y común. Tiene una buena relación con la mayor, pero no es de los que transmiten sus sentimientos con mucha fluidez. Ni él ni su hermana tienen idea de que durante el año ella se va a una escuela de magia y hechicería.
Karen Hughes: Hermanastra menor, 13 años. Cyrus habla de ella como si fuera una princesa, aunque en la convivencia común tienen peleas constantes. Después de todo, son hermanas, y a pesar de que se comparten casi todo, las discusiones jamás tardan.
Nacionalidad: Oriunda del centro de Manchester, Inglaterra. Vive con su padre y su esposa en una casa perfecta para ellos, donde sus dos hermanastros tienen una habitación para cada uno. Durante el verano, ama pasar las tardes en su jardín, recostada, descansando.
Vida:
Aaron Miller tenía diecinueve años cuando conoció a Lisa Lloyd, un año menor que él, en una Oktoberfest en Manchester. Él deseaba ser un chef, ella no tenía ni idea. Comenzaron su romance el primer momento en que cruzaron miradas, y fueron inseparables por los cinco años que continuaron. Eran jóvenes, pero decidieron casarse de todas formas. Estaban demasiado enamorados. Aaron terminó su carrera de chef mientras tanto, y dejó que su padre se jubilara para ponerse a cargo del café familiar, ‘Miller’. Pero un café no satisfacía las ambiciones del joven. Él quería algo mucho más grande. Pero justo cuando llenaba los formularios para conseguir un préstamo y poder expandir el lugar, Lisa le dio la noticia de que serían padres. Él no se lo tomó mal, para nada, de hecho se pasó los siguientes nueve meses soñando con lo que sería su bebé. Ambos decidieron que no querían saber el sexo del pequeño, aunque él estaba seguro de que sería niño. De cualquier manera, decidieron que llamarían al bebé Cyrus. El segundo nombre variaría entre Eva o Adán, siguiendo sus creencias religiosas, pero más que nada con el significado de que ella o él sería único, como los primeros hombres en la tierra.
Entonces nació la bebé. Cyrus Eva Miller. Prematura, por un mes, pero después de dos semanas en incubadora ya había sido habilitada de continuar en casa. Fue entonces que su padre se dio cuenta que jamás había estado tan confundido al preferir a un niño sobre una niña. Su princesa era perfecta, y junto con su mujer esperaban grandes cosas de parte de ella.
A los tres años de la pequeña, ya todo volvía a la normalidad. Era difícil mantener una familia con el salario de un dueño de un pequeño café, pero tampoco imposible. Entonces los sueños del ya hombre en cuanto al restaurant volvieron a sus rieles.
Cyrus tenía apenas cuatro años cuando el primer acontecimiento extraño ocurrió. Una tarde, cuando Lisa había ido por la pequeña al jardín de niños, decidieron que irían a visitar a su padre en el café. Allí, él estaba demasiado ocupado con los clientes para poder prestarle la atención que la bebé requería. Sus pequeñas cejas se fruncieron, e inmediatamente todas las maquinas de café y otros comenzaron a funcionar desmedidamente. Solas, y más rápido de lo que deberían. Ninguno de los dos quiso hablar del tema, creyeron que había sido una simple curiosidad y que no tenía nada que ver con nada. Estaban tan confundidos.
Pero un año después todo estaba muy distinto. La pareja no era la misma, y su hija lo ignoraba por completo. Eran buenos ocultándolo para no hacerla sufir. A pesar de esto, habían conseguido el dinero suficiente para mudarse del departamento en el que vivían a una gran casa, más cerca del colegio de su hija y del trabajo de Aaron. Aunque simplemente complicó más las cosas. Luego de muchas discusiones, terminaron divorciándose. A pesar de ser muy pequeña, para Cyrus esto representó algo ilógico. Un comienzo para terminar trastornada y desconfiada del amor.
Su madre vivía en un departamento cerca, ella con su padre y la primaria había parecido comenzar de la mejor manera. Todo era normal, y casi perfecto. Pero su madre, decidió mudarse a los Estados Unidos. Este lugar extraño estaba a un océano aparte, y significaría no ver tan seguido a su mami. El día que fue a despedirla al aeropuerto con su tía, el segundo acontecimiento extraño ignorado tomó lugar. Faltaban cinco minutos para que el vuelo partiera, pero se atrasó diez minutos más. Diez minutos después, volvió a retrasarse, pero esta vez media hora. Cuando esto pasó, una hora más. Y así siguió atrasándose en total, dos horas y media. Todo era obra de la castaña, pero nadie lo sabía ni lo sospechaba. Pero después de todo, no tuvo otra opción más que aceptarlo y continuar su relación a través de cartas y llamados… los cuales lentamente cesaron para que a veces no hablaran por un mes entero. Su madre ya no estaba.
Aaron se esforzó para criar a su hija de la mejor manera posible, dándole todo lo que necesitaba y lo que quería. Llevándola a conocer el mundo, salir de la burbuja que los niños siempre tienen. Y no está de más decir que lo logró. Cyrus creció para ser una niña adorable.
En su cumpleaños número once, ella y su padre estaban sentados en una mesa del Miller ya cerrado, cantando el feliz cumpleaños juntos frente a una torta hecha por él mismo, cuando luego de soplar las velas, una señora de lo más curiosa entró por la puerta. Aaron la confundió con una clienta pasada de hora, pero ésta le explicó que no venía para eso. Había ido para contarle que su hija había nacido con un don, un don de bruja, y que le ofrecían un lugar en el colegio Hogwarts, de magia y hechicería. Los ojos de Cyrus brillaron de emoción, y poco tiempo después se encontraban en el callejón Diagon acompañados de la mujer haciendo las compras para entrar en el colegio. La excusa para su familia fue que se iría a un internado de mujeres donde había conseguido una beca.
Cyrus no tenía ni idea de lo que ocurría en el mundo mágico en ese momento. Pero todo se le vendría en su contra dentro de poco. En el tren logró hacer contacto con algunos compañeros, pero en el momento que entró en el colegio, se dio cuenta que no todo era tan increíble como ella esperaba. La ubicaron en la casa de Gryffindor, que apremiaba la valentía y el poder en el corazón de la persona. Los leones. Días después, uno de sus compañeros, hijo de magos, le explicó lo que ocurría y por qué nada era tan feliz como todos querrían. Ella entendió poco de El Innombrable, el director que había fallecido hacía poco tiempo y todo. Simplemente se le hacía muy extraño. Lo que entendió aún menos, fueron los castigos que se le daban casi diariamente. ¿Por qué? Por ser nacida muggle. Una sangre sucia. No lloró en uno sol de sus castigos, a pesar de que le dejaban varias y profundas marcas en sus brazos, espalda, y otros. Pero sí lloraba en la noche, en silencio, en su cama. Necesitaba liberarse de alguna manera.
Un día cualquiera, en el que la pequeña deseaba estar en casa, tomando un chocolate caliente, Harry Potter llegó para salvarlos. Poco sabía de aquel niño de ojos celestes y pelo enmarañado, pero por su llegada se desató algo mucho peor. Una batalla. Antes de que pudiera razonarlo, la estaban evacuando junto a sus compañeros. ¿A dónde pretendían llevarla? No. Ella se quedaría. Se quedaría por el Hogwarts que había soñado antes de llegar y que, aparentemente, solía ser.
Fue lastimada, presionada hasta alcanzar la fatiga, el agotamiento. Cyrus jamás bajó los brazos. Encontró a dos niños mayores que ella; una chica de su casa y un niño de Ravenclaw, y entonces se dio cuenta que la única manera de sobrevivir aquello sería mantenerse los tres juntos… pero a los pocos momentos, la lucha se las arregló para separarlos nuevamente. Más tarde se enteraría que habían logrado sobrevivir y sus nombres eran Oliver y Daliah.
Los mortífagos se fueron, y ella estaba bien. Golpes, cortes, pero nada de eso importaba. Los miró alejarse con una sonrisa en el rostro y entró al colegio destrozado para encontrarse con una imagen que jamás olvidaría. Cuerpos de compañeros, mayores y menores, de amigos suyos… todos habían muerto. En lugar de hacer lo más lógico y buscar asistencia médica o ayudar al resto, corrió. Corrió hasta llegar cerca del bosque prohibido y se sentó calmada, a mirar las estrellas. Las miró, las analizó, hasta que salió el sol. ¿Por qué? Su mente se había vaciado, se había puesto en total blanco. Pero luego volvió, por más ruidos. Los mortífagos habían vuelto. Ahora se encontraba entre la multitud, oyendo a Lord Voldemort pidiendo recultas para su ejército. Ella jamás avanzaría, y no parecía ser la única. Llevaban al cadáver de Harry Potter, pero nada terminaría… no aún. El castaño despertó, y poco después derrotó al Señor Oscuro por completo. Escuchó como todos comentaban la buena noticia, y simplemente se desmayó.
Despertó días después en el hospital, rodeada de medimagos y su padre. Al final, no había pasado tan bien la batalla. Contaba con muchas lesiones, internas en sus órganos, huesos rotos, y claro, lo que nadie prestó atención, lesiones mentales que le quedarían de por vida.
Aquel verano, su padre le presentó a su nueva pareja. Una mujer adorable que tenía dos hijos de lo más tiernos. Ellos le cayeron bien, pero Aaron se había metido en la cabeza que su hija se quedaría a vivir con él y jamás volvería a ese colegio. Su princesa había sido lastimada demasiado. Pero ella se negó. Rogó, lloró, pataleó, hasta que él finalmente accedió. Y no había cometido un error.
Un año más en Hogwarts. Con pérdidas y heridas, pero aquel sentimiento incómodo se había desvanecido por completo. Sería un buen año allí. Logró hacer amigos, y avanzó en las materias, a pesar de ser una sangre sucia. Ahora podía ser una alumna más. Pero ese segundo verano fue distinto.
Cambió de grupo de amigos en Manchester, con solo trece años, comenzó a vagar por las calles en la madrugada junto a ellos, tomar alcohol, fumar. La verdad es que ella se divertía, y no veía nada malo en hacerlo… a pesar de que su padre dudara de sus conductas cuando salía durante la noche con sus amigos. Pero no dudó demasiado, es decir, ¿qué mucho podría hacer un grupo de niños de trece y catorce años? Recién pudo verlo cuando Cyrus se hizo su primer tatuaje. La puso en penitencia, pero ella tenía sus motivos. Ocultar sus horribles cicatrices de su primer año en el colegio.
Todas aquellas dudas cesaron, y Cyrus jamás volvió a cambiar realmente. Continuó en el colegio, haciendo siempre nuevos amigos, llenándose de tatuajes, y siendo… feliz a su manera.
T.I.M.O.S:
Adivinación: A
Cuidado de Criaturas Magicas: A
Defensa contra las artes oscuras: S
Historia de la Magia: S
Pociones: S
Transformaciones: E
Encantamientos: S
Herbología: A
Extras:
- Suele hablar sola, y no es algo que oculte.
- Se lleva bien con todos, pero en especial con Daliah Lee y Reno Saintbury.
- Tiene la mentalidad de una bebé, y puede ser muy adorable cuando quiere.
- Odia que la llamen niñita, o que la tomen por alguien de menos edad.
Contraseña: *******
*Permiso de Oliver, Daliah y Reno para mencionarlos en la ficha
Cyrus Miller- Gryffindor
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Re: Cyrus Eva Miller
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Diviértete.
La Administración.
Bienvenida, srita. Miller. El año escolar ha comenzado, recuerde dar lo mejor de sí para salir airosa de las pruebas que se le presentaran. También le recomiendo unos lentes correctivos, ya que he notado que tiene la vista nublada por una cortina rosa. Se podría sorprender de los verdaderos colores del mundo si se dignara a verlo mejor.
Atentamente,
Barón Sanguinario
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