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El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K Rowlling, nosotr@s somos simplemente unas fans de la saga reproduciendo su mundo. El foro no es con fines de lucro.
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Rebecca Warwick
2 participantes
Página 1 de 1.
Rebecca Warwick
Nombre: Rebecca Isabelle Warwick.
Casa: Slytherin.
Edad: 17 años.
Curso: 7mo.
Estado social: Estudiante común.
Varita: La varita está hecha de madera de saúco y su centro está compuesto de fibra de corazón de dragón proveniente de un Colacuerno Húngaro hembra. Su longitud es de 38 cm’s y es completamente rígida.
Mascota: No tiene, ni siquiera una lechuza propia para manejar su correspondencia. No soporta a los animales.
Psicología: Rebecca es alguien distante y de carácter complicado. Usualmente tiene una actitud fría hacia todo el mundo, pero eso no significa que al menos no tenga cierto nivel de trato cordial con sus compañeros de Casa y clases con tal de guardar las apariencias y evitarse problemas. Muchos la consideran extraña y ella no se molesta en cambiar la percepción de los demás, de hecho le alegra que exista una pared invisible que le impida a la gente conocerla realmente. Para el simple observador carece de algo que le apasione, más bien parece que tiene más cosas que odia y desprecia. Sin embargo, esto no es así: disfruta de la música y de hecho toca y compone melodías para el piano. Esto no se puede ver a simple vista ya que, aunque le gusta, no demuestra un entusiasmo ante el prospecto de hacer lo que le agrada.
Aunque no aboga por la violencia, es territorial y posesiva cuando le late serlo. Meterse con sus cosas y en su vida tal vez garantice una cuota perpetua de desprecio por su parte, pero si de verdad la haces enojar… lo más recomendable sería dormir con un ojo abierto. Sin embargo, ella misma malinterpreta este mecanismo ya que siente una fijación por maltratar a aquello que le interese (cree que de esta forma llamará su atención como la única vez que su madre le habló después de la muerte de su hermano menor.)
Es muy directa al hablar, detesta los rodeos y cualquiera que la escuche puede considerar que tiene un vocablo muy colorido para una jovencita de familia respetuosa.
En los estudios es aplicada, pero para los profesores es fácil ver que le falta la chispa de la curiosidad. Rebecca se contenta con sacar notas que le permitan pasar las materias. Sin embargo, es muy buena en cuanto al aspecto práctico de la magia.
Físico: Es una chica alta, midiendo alrededor de 1’73. Tiene la figura de una modelo de pasarela, aunque no tiene la elegancia y coquetería de las mismas al andar. Es delgada y de apariencia delicada. Rostro de facciones afiladas, cejas finas, ojos castaños, grandes y redondos, labios finos color cereza pálido. Su cabello es castaño oscuro, suave y liso, casi podría decirse que muerto. Para su edad posee poca voluptuosidad, y más bien es de hombros y muñecas algo huesudas. Sus dedos son largos, finos y bien mantenidos (ideales para tocar el piano). Tiene piernas largas y atractivas, pero en pocas ocasiones hace lucir su encanto.
A la hora de vestir, Rebecca es muy simple, prefiere un look casual y andar siempre bien abrigada ya que tiende a sentir mucho frío. No hace nada original con su cabello, apenas dejárselo suelto o atarlo en una cola de caballo. A pesar de su dejadez, es una chica que se podría considerar linda. Mala suerte que su actitud aleja a cualquier interesado.
Gustos: Le gusta la música, particularmente la clásica y las melodías del piano. Esto es lo único que podemos destacar de ella, no es como si se desviviera por ello tampoco. La chica es ambivalente y en cuestión de gustos todo le da igual.
Desagrados: El mundo en general le desagrada. Pero se podría destacar dos cosas que odia: el frío y que intenten meterse en su mente. Esto último la saca de quicio ya que la hace sentir muy vulnerable.
Familia: Rebecca ha tenido la suerte (o la mala suerte) de haber nacido en el clan Warwick, una familia de magos sangre pura cuya línea familiar se remonta a por los menos 2 siglos atrás. Su núcleo familiar inmediato está conformado por sus padres, Roderick e Isadora Warwick; también tuvo un hermano que nació cuando ella tenía 6 años, pero murió bajo condiciones sospechosas. Por último, sus abuelos, por ambas partes, se encuentran con vida y son un tormento constante tanto para sus padres como para ella. Si alguien le pregunta a qué se dedican sus padres, ella responderá con toda la seriedad que la caracteriza que ellos se dedican a ser ricos.
Nacionalidad: Británica.
Vida: Las personas no son iguales. Roderick e Isadora planearon tener un heredero que al fin pudiera contentar el deseo de una cabeza digna para ambas familias. En vez de eso tuvieron a Rebecca… Isadora debería de odiar a ésta bebé. Los niños y niñas comunes y corrientes son fácilmente reemplazables, como sus sonrisas, y esta vez cuando Roderick se burlara de ella, tendría un excelente motivo. Isadora simplemente es demasiado joven, demasiado brillante y demasiado energética para esta parodia de mujer de familia y habían ocasiones en que simplemente uno no podría bajar a alguien como Roderick de su alto corcel de orgullo.
-Esto es absurdo.- Murmura Isadora con pesar. –A este paso la comprometerán con el primer imbecil que aparezca.-
-Me pregunto de quién es la culpa.-
-Ay, no comiences conmigo. Su familia está más desesperada por un heredero digno que la mía.-
-Por Merlín…- Las aburridas irises azules de Crystal se apartaron de la diminuta criatura que en aquellos momentos pataleaba débilmente dentro de su cuna para mirar a su mejor amiga. –Tienes la opción de matarla y comenzar de cero. Ahórrate el problema. No es como si a Roderick le fuera a importar. No le importó cuando amenazaste con abortarlo luego de que te enteraste sobre sus bastardos, dudo que le importe que la dejes como comida para cuervos.-
-Sabes que no puedo hacer eso.- Dice Isadora, observando a su confidente con ojos entornados. Crystal se encoge de hombros y se aparta de la elegante cunita, arreglándose la bata blanca mientras hace su camino de retirada de la habitación.
Ahora sólo queda el aroma a flores, tierra y lluvia… y la mujer de la casa a solas con su infante. No es como si a Roderick le fuera a importar. Isadora mira a la nena y Rebecca le devuelve una mirada llena de curiosidad. Esta bebé tan bien planeada es un error, porque en sus familias eso se sabe… uno aprender a reconocerlo. Y ella se pregunta como un ser tan ordinario como Rebecca puede lucir tan segura de su vida, que sabe que obtendrá las cosas que desea, cuando su propia madre está considerando romperle su delicado cuello en un giro limpio.
Y, por breves segundos, Isadora se pregunta si no se está viendo a ella misma en Rebecca.
Los mamíferos decentes se comen a las crías que saben no valen la pena, y continúan con su camino por la vida. Pero aún así no puede evitar reírse, reírse a carcajadas, y se aleja de su primogénita con la idea de procrear un heredero que valga la pena.
~
El primer recuerdo lúcido que Rebecca tiene es uno donde se encontraba descansando en el regazo de su madre. Las cortinas de la habitación danzaban al ritmo de la suave brisa mientras que la luz de la mañana entraba a raudales por las ventanas. Recuerda la voz de su madre mientras leía en voz alta los datos de sus pergaminos. Rebecca también recuerda el aroma a tinta y la textura de los trazos de las runas en los pergaminos que para ella no eran más que extraños garabatos. Rebecca recuerda haberse quedado dormida y luego despertar cuando un rayo de sol se reflejó en la hoja de una espada que colgaba de la pared y terminó siendo dirigida a su cara. Había despertado, y mientras se desperezaba, escuchaba nuevamente la voz de su madre.
De aquella escena lo extraño para la niña era el hombre vestido con túnicas azules, que se agachaba para verla con ojos entornados y una mueca de desaprobación en los labios.
-¿Así que esta es mi heredera?- Le pregunta el hombre con sorna y una sonrisa llena de dientes pero sin sentimiento.
-Claro que no.- Le responde Isadora, utilizando un tono dulcemente venenoso. –Simplemente es Rebecca, que ha heredado todas las características de tu lado de la familia.-
-¿Mi lado de la familia?- La mirada sorprendida del hombre asusta a Rebecca y hace que la pequeña sostenga con fuerza la falda de su madre. Y el hombre se ríe, se ríe de forma estruendosa, y luego dice: -Tal vez deba darle algo de crédito a esta niña. Nunca había visto que alguien te hiciera sentir abochornada.-
Rebecca no recuerda el primer, y único, cumplido que su padre le ha hecho en toda la vida.
~
Los infantes no son iguales. Su hija había nacido durante el anochecer, su hijo durante el amanecer. Lo que uno esconde, el otro lo demuestra; nadie sabe donde nació William, nadie sabe si hubo magia, muerte, guerra, o sonrisas de complacencias involucradas. Pero no podía negarse que el niño estaba rodeado por una aura mística.
Teniéndolo en brazos, Isadora sabe que hizo lo correcto al aceptar el reto de Roderick. El niño es tan perfecto que la familia de su esposo, por envidia, murmura a sus espaldas diciendo que no es de él. Y ante aquellos rumores Isadora se burla y sostiene a su hijo en sus brazos, cerca de su pecho, como si se tratara de un premio.
Siguiendo los pasos de la hija de 6 años de Isadora, Crystal se pregunta qué pasaría si los bastardos del cornudo algún día se aparecen en las puertas de su casa. Qué pasaría con la primogénita que no es la heredera. ¿Dónde quedaría? Pero eso al parecer no le molesta a la niña, porque Crystal la ve caminar sobre las piedras mojadas con sus zapatos nuevos como si no tuviera una preocupación en el mundo.
~
A las niñas les gustan las fiestas, con sus coloridos vestidos y joyas brillantes. Cada vez que su madre está en casa y de buen humor, lámparas hermosas flotan en el techo, hay música en cada rincón y máscaras sonrientes en todas partes. Rebecca aprende que cuando las niñas crecen sus casas de muñecas se hacen más grandes, muy grandes, y se llenan de flores y de estrellas en el techo.
Apenas sonriéndole a la fila interminable de invitados, Rebecca desea que su madre le hubiera dado una hermanita. Y en el fondo se pregunta que si desearlo demasiado lo haría realidad. Sería agradable, musita, mientras un barón y un general entran a la pieza para unirse a la fiesta. Sería muy agradable. Pero cuando una de sus primas entra en escena para abrazarla y llenarla de besos, Rebecca cambia automáticamente de opinión.
~
En aquel palacio de inviernos caprichosos y frescos veranos, llenos de magos nobles y brujas encantadoras, Rebecca muere de vez en cuando. Algunas veces es envenenada con una poción, algunas veces una doncella le entierra una navaja en el estómago, y algunas veces un elfo doméstico la encuentra flotando boca abajo en la piscina de la casa con pétalos de rosas marchitas en su cabello. Rebecca no tiene la fuerza para detener estas situaciones, pero luego de pensarlo bastante en esos momentos donde se las jugaba entre la conciencia y la inconciencia, su joven mentecita había llegado a la conclusión de que la muerte era lenta y dolorosa.
Algo demasiado grande, y muy cruel. Y si a duras penas ella podía resistirlo, ¿cómo lo resistiría un niño como William? Así que una tarde, cuando nadie la veía, Rebecca entró a la habitación de su hermanito e hizo algo bastante simple: colocó su mano sobre la diminuta nariz y boca del bebé. Aquella fue la primera vez que presenció la muerte de algo. Fue rápida.
Más tarde su madre se acerca a ella con sangre en su elegante túnica, furia en sus ojos y su varita en mano, y con suma gentileza le explica algo que ya sabía de su hermanito. Lo que sí pudo entender en ese momento es que su madre tenía dos vestidos: con su vestido hermoso ella danza con su bebé en brazos alrededor de toda su casa de muñecas, mientras que con el vestido ensangrentado ella habla con dulzura y hace de Rebecca parte de su mundo.
~
Si era presionada, Isadora no era capaz de recordar la primera palabra de Rebecca, o de cuándo comenzó a tocar el piano, o el momento cuando comenzó a jugar juegos crueles con los otros niños. La verdad era que… no estaba prestando atención.
Pero sí recuerda su primera muestra de magia. Una pelea 3 contra 1; lo suficientemente inocente (al principio) para que todo el mundo la ignorara, pero igual de suficiente para lastimar a los otros niños con piedras que levitaban. Además herir el orgullo de los niños, terminó abriéndoles la cabeza a golpes “accidentales”.
-Pudiste haber huido.- Isadora le reprocha mientras la peina.
-Pude.- Le contesta Rebecca con una sonrisa socarrona en su rostro de 9 años. –Pero entonces no sería hija de ustedes, ¿verdad?-
Isadora recuerda haber sentido un pánico enorme ante esas palabras. Recuerda haber visto el reflejo de su hija en el espejo y no haberla reconocido como tal. Ni siquiera la veía como una niña. La Rebecca de ahora era algo maléfico que había entrado a su vida e Isadora no se había dado cuenta.
~
Para Isadora, el amor es el preámbulo de la pérdida. Pero esa no es la persona que quiere ser, sin embargo ahora se le hace muy difícil cambiar. Así que simplemente se dispone a esperar a llegada de hija luego de lo que debió ser un horrible y traumatizante 2do. año en Hogwarts. A su alrededor ve familias que se reunían con sus hijos, rostros empapados de lágrimas y el aire cargaba una mezcla de alegría y tristeza. Tontamente se preguntó si su encuentro sería igual.
La vio desmontarse del tren. A su hija con semblante serio y ojos donde reconocía no había nada positivo. Tal vez todo eso era su culpa, siempre fue una mala madre para Rebecca. Era injusto desear que cambiara. Por su cabeza se cruzó la duda: ¿Comprendería Rebecca lo horrible que ella había sido como madre? Y lo más importante, ¿le importaría?
Sin embargo, ya era demasiado tarde para eso.
~
Sus dos primeros años en Hogwarts estuvieron marcados por dos acontecimientos catastróficos: Las dos batallas de Hogwarts. La Primera, donde el Director Albus Dumbledore perdió la vida al caer de la Torre de Astronomía y la Segunda, donde ocurrió la caída definitiva del Señor Tenebroso. Si bien fueron sucesos de gran envergadura, estos no marcaron tan profundamente a Becca. A pesar de su personalidad, la heredera de los Warwick no tiene el canon de la pureza de la sangre como algo tan importante. En su vida todo se resume a que si eres débil, morirás a manos de algo más poderoso. La sangre no tiene nada que ver con esto.
Los años subsiguientes pasaron sin muchas penas ni glorias hasta la actualidad. Al día de hoy comenzará a cursar su 7mo. año y todavía no tiene idea de lo que desea hacer una vez salga de Hogwarts.
T.I.M.O.S:
Encantamientos: S
Transformaciones: E
Herbología: A
Defensa contra las Artes Oscuras: E
Historia de la Magia: I
Pociones: A
Cuidado de Criaturas Mágicas: D (no estudió nada ya que realmente no le importaba)
Adivinación: T (no se presentó al examen porque no quiso)
Astronomía: S
Runas Antiguas: A
Extras: La unión matrimonial de sus padres fue una arreglada, y de hecho, su padre es 15 años mayor que su madre. De paso, Roderick es un descarado que se acuesta con cuanta mujer le pase por la vereda y le guste, actitud que es la pesadilla de sus padres. Por su parte, la madre de Rebecca es una mujer que se ha dedicado a vivir una vida de lujos, ignorando por completo a su hija… aunque con los años ha aceptado que aquello tal vez fue un error. Ambos han estado olímpicamente ausentes de la vida de su hija, lo cual explica (en parte) su personalidad. También ha crecido con la noción de que con sólo estar viva le arruina la vida a todo aquel que la odie.
Contraseña: **********
Casa: Slytherin.
Edad: 17 años.
Curso: 7mo.
Estado social: Estudiante común.
Varita: La varita está hecha de madera de saúco y su centro está compuesto de fibra de corazón de dragón proveniente de un Colacuerno Húngaro hembra. Su longitud es de 38 cm’s y es completamente rígida.
Mascota: No tiene, ni siquiera una lechuza propia para manejar su correspondencia. No soporta a los animales.
Psicología: Rebecca es alguien distante y de carácter complicado. Usualmente tiene una actitud fría hacia todo el mundo, pero eso no significa que al menos no tenga cierto nivel de trato cordial con sus compañeros de Casa y clases con tal de guardar las apariencias y evitarse problemas. Muchos la consideran extraña y ella no se molesta en cambiar la percepción de los demás, de hecho le alegra que exista una pared invisible que le impida a la gente conocerla realmente. Para el simple observador carece de algo que le apasione, más bien parece que tiene más cosas que odia y desprecia. Sin embargo, esto no es así: disfruta de la música y de hecho toca y compone melodías para el piano. Esto no se puede ver a simple vista ya que, aunque le gusta, no demuestra un entusiasmo ante el prospecto de hacer lo que le agrada.
Aunque no aboga por la violencia, es territorial y posesiva cuando le late serlo. Meterse con sus cosas y en su vida tal vez garantice una cuota perpetua de desprecio por su parte, pero si de verdad la haces enojar… lo más recomendable sería dormir con un ojo abierto. Sin embargo, ella misma malinterpreta este mecanismo ya que siente una fijación por maltratar a aquello que le interese (cree que de esta forma llamará su atención como la única vez que su madre le habló después de la muerte de su hermano menor.)
Es muy directa al hablar, detesta los rodeos y cualquiera que la escuche puede considerar que tiene un vocablo muy colorido para una jovencita de familia respetuosa.
En los estudios es aplicada, pero para los profesores es fácil ver que le falta la chispa de la curiosidad. Rebecca se contenta con sacar notas que le permitan pasar las materias. Sin embargo, es muy buena en cuanto al aspecto práctico de la magia.
Físico: Es una chica alta, midiendo alrededor de 1’73. Tiene la figura de una modelo de pasarela, aunque no tiene la elegancia y coquetería de las mismas al andar. Es delgada y de apariencia delicada. Rostro de facciones afiladas, cejas finas, ojos castaños, grandes y redondos, labios finos color cereza pálido. Su cabello es castaño oscuro, suave y liso, casi podría decirse que muerto. Para su edad posee poca voluptuosidad, y más bien es de hombros y muñecas algo huesudas. Sus dedos son largos, finos y bien mantenidos (ideales para tocar el piano). Tiene piernas largas y atractivas, pero en pocas ocasiones hace lucir su encanto.
A la hora de vestir, Rebecca es muy simple, prefiere un look casual y andar siempre bien abrigada ya que tiende a sentir mucho frío. No hace nada original con su cabello, apenas dejárselo suelto o atarlo en una cola de caballo. A pesar de su dejadez, es una chica que se podría considerar linda. Mala suerte que su actitud aleja a cualquier interesado.
Gustos: Le gusta la música, particularmente la clásica y las melodías del piano. Esto es lo único que podemos destacar de ella, no es como si se desviviera por ello tampoco. La chica es ambivalente y en cuestión de gustos todo le da igual.
Desagrados: El mundo en general le desagrada. Pero se podría destacar dos cosas que odia: el frío y que intenten meterse en su mente. Esto último la saca de quicio ya que la hace sentir muy vulnerable.
Familia: Rebecca ha tenido la suerte (o la mala suerte) de haber nacido en el clan Warwick, una familia de magos sangre pura cuya línea familiar se remonta a por los menos 2 siglos atrás. Su núcleo familiar inmediato está conformado por sus padres, Roderick e Isadora Warwick; también tuvo un hermano que nació cuando ella tenía 6 años, pero murió bajo condiciones sospechosas. Por último, sus abuelos, por ambas partes, se encuentran con vida y son un tormento constante tanto para sus padres como para ella. Si alguien le pregunta a qué se dedican sus padres, ella responderá con toda la seriedad que la caracteriza que ellos se dedican a ser ricos.
Nacionalidad: Británica.
Vida: Las personas no son iguales. Roderick e Isadora planearon tener un heredero que al fin pudiera contentar el deseo de una cabeza digna para ambas familias. En vez de eso tuvieron a Rebecca… Isadora debería de odiar a ésta bebé. Los niños y niñas comunes y corrientes son fácilmente reemplazables, como sus sonrisas, y esta vez cuando Roderick se burlara de ella, tendría un excelente motivo. Isadora simplemente es demasiado joven, demasiado brillante y demasiado energética para esta parodia de mujer de familia y habían ocasiones en que simplemente uno no podría bajar a alguien como Roderick de su alto corcel de orgullo.
-Esto es absurdo.- Murmura Isadora con pesar. –A este paso la comprometerán con el primer imbecil que aparezca.-
-Me pregunto de quién es la culpa.-
-Ay, no comiences conmigo. Su familia está más desesperada por un heredero digno que la mía.-
-Por Merlín…- Las aburridas irises azules de Crystal se apartaron de la diminuta criatura que en aquellos momentos pataleaba débilmente dentro de su cuna para mirar a su mejor amiga. –Tienes la opción de matarla y comenzar de cero. Ahórrate el problema. No es como si a Roderick le fuera a importar. No le importó cuando amenazaste con abortarlo luego de que te enteraste sobre sus bastardos, dudo que le importe que la dejes como comida para cuervos.-
-Sabes que no puedo hacer eso.- Dice Isadora, observando a su confidente con ojos entornados. Crystal se encoge de hombros y se aparta de la elegante cunita, arreglándose la bata blanca mientras hace su camino de retirada de la habitación.
Ahora sólo queda el aroma a flores, tierra y lluvia… y la mujer de la casa a solas con su infante. No es como si a Roderick le fuera a importar. Isadora mira a la nena y Rebecca le devuelve una mirada llena de curiosidad. Esta bebé tan bien planeada es un error, porque en sus familias eso se sabe… uno aprender a reconocerlo. Y ella se pregunta como un ser tan ordinario como Rebecca puede lucir tan segura de su vida, que sabe que obtendrá las cosas que desea, cuando su propia madre está considerando romperle su delicado cuello en un giro limpio.
Y, por breves segundos, Isadora se pregunta si no se está viendo a ella misma en Rebecca.
Los mamíferos decentes se comen a las crías que saben no valen la pena, y continúan con su camino por la vida. Pero aún así no puede evitar reírse, reírse a carcajadas, y se aleja de su primogénita con la idea de procrear un heredero que valga la pena.
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El primer recuerdo lúcido que Rebecca tiene es uno donde se encontraba descansando en el regazo de su madre. Las cortinas de la habitación danzaban al ritmo de la suave brisa mientras que la luz de la mañana entraba a raudales por las ventanas. Recuerda la voz de su madre mientras leía en voz alta los datos de sus pergaminos. Rebecca también recuerda el aroma a tinta y la textura de los trazos de las runas en los pergaminos que para ella no eran más que extraños garabatos. Rebecca recuerda haberse quedado dormida y luego despertar cuando un rayo de sol se reflejó en la hoja de una espada que colgaba de la pared y terminó siendo dirigida a su cara. Había despertado, y mientras se desperezaba, escuchaba nuevamente la voz de su madre.
De aquella escena lo extraño para la niña era el hombre vestido con túnicas azules, que se agachaba para verla con ojos entornados y una mueca de desaprobación en los labios.
-¿Así que esta es mi heredera?- Le pregunta el hombre con sorna y una sonrisa llena de dientes pero sin sentimiento.
-Claro que no.- Le responde Isadora, utilizando un tono dulcemente venenoso. –Simplemente es Rebecca, que ha heredado todas las características de tu lado de la familia.-
-¿Mi lado de la familia?- La mirada sorprendida del hombre asusta a Rebecca y hace que la pequeña sostenga con fuerza la falda de su madre. Y el hombre se ríe, se ríe de forma estruendosa, y luego dice: -Tal vez deba darle algo de crédito a esta niña. Nunca había visto que alguien te hiciera sentir abochornada.-
Rebecca no recuerda el primer, y único, cumplido que su padre le ha hecho en toda la vida.
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Los infantes no son iguales. Su hija había nacido durante el anochecer, su hijo durante el amanecer. Lo que uno esconde, el otro lo demuestra; nadie sabe donde nació William, nadie sabe si hubo magia, muerte, guerra, o sonrisas de complacencias involucradas. Pero no podía negarse que el niño estaba rodeado por una aura mística.
Teniéndolo en brazos, Isadora sabe que hizo lo correcto al aceptar el reto de Roderick. El niño es tan perfecto que la familia de su esposo, por envidia, murmura a sus espaldas diciendo que no es de él. Y ante aquellos rumores Isadora se burla y sostiene a su hijo en sus brazos, cerca de su pecho, como si se tratara de un premio.
Siguiendo los pasos de la hija de 6 años de Isadora, Crystal se pregunta qué pasaría si los bastardos del cornudo algún día se aparecen en las puertas de su casa. Qué pasaría con la primogénita que no es la heredera. ¿Dónde quedaría? Pero eso al parecer no le molesta a la niña, porque Crystal la ve caminar sobre las piedras mojadas con sus zapatos nuevos como si no tuviera una preocupación en el mundo.
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A las niñas les gustan las fiestas, con sus coloridos vestidos y joyas brillantes. Cada vez que su madre está en casa y de buen humor, lámparas hermosas flotan en el techo, hay música en cada rincón y máscaras sonrientes en todas partes. Rebecca aprende que cuando las niñas crecen sus casas de muñecas se hacen más grandes, muy grandes, y se llenan de flores y de estrellas en el techo.
Apenas sonriéndole a la fila interminable de invitados, Rebecca desea que su madre le hubiera dado una hermanita. Y en el fondo se pregunta que si desearlo demasiado lo haría realidad. Sería agradable, musita, mientras un barón y un general entran a la pieza para unirse a la fiesta. Sería muy agradable. Pero cuando una de sus primas entra en escena para abrazarla y llenarla de besos, Rebecca cambia automáticamente de opinión.
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En aquel palacio de inviernos caprichosos y frescos veranos, llenos de magos nobles y brujas encantadoras, Rebecca muere de vez en cuando. Algunas veces es envenenada con una poción, algunas veces una doncella le entierra una navaja en el estómago, y algunas veces un elfo doméstico la encuentra flotando boca abajo en la piscina de la casa con pétalos de rosas marchitas en su cabello. Rebecca no tiene la fuerza para detener estas situaciones, pero luego de pensarlo bastante en esos momentos donde se las jugaba entre la conciencia y la inconciencia, su joven mentecita había llegado a la conclusión de que la muerte era lenta y dolorosa.
Algo demasiado grande, y muy cruel. Y si a duras penas ella podía resistirlo, ¿cómo lo resistiría un niño como William? Así que una tarde, cuando nadie la veía, Rebecca entró a la habitación de su hermanito e hizo algo bastante simple: colocó su mano sobre la diminuta nariz y boca del bebé. Aquella fue la primera vez que presenció la muerte de algo. Fue rápida.
Más tarde su madre se acerca a ella con sangre en su elegante túnica, furia en sus ojos y su varita en mano, y con suma gentileza le explica algo que ya sabía de su hermanito. Lo que sí pudo entender en ese momento es que su madre tenía dos vestidos: con su vestido hermoso ella danza con su bebé en brazos alrededor de toda su casa de muñecas, mientras que con el vestido ensangrentado ella habla con dulzura y hace de Rebecca parte de su mundo.
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Si era presionada, Isadora no era capaz de recordar la primera palabra de Rebecca, o de cuándo comenzó a tocar el piano, o el momento cuando comenzó a jugar juegos crueles con los otros niños. La verdad era que… no estaba prestando atención.
Pero sí recuerda su primera muestra de magia. Una pelea 3 contra 1; lo suficientemente inocente (al principio) para que todo el mundo la ignorara, pero igual de suficiente para lastimar a los otros niños con piedras que levitaban. Además herir el orgullo de los niños, terminó abriéndoles la cabeza a golpes “accidentales”.
-Pudiste haber huido.- Isadora le reprocha mientras la peina.
-Pude.- Le contesta Rebecca con una sonrisa socarrona en su rostro de 9 años. –Pero entonces no sería hija de ustedes, ¿verdad?-
Isadora recuerda haber sentido un pánico enorme ante esas palabras. Recuerda haber visto el reflejo de su hija en el espejo y no haberla reconocido como tal. Ni siquiera la veía como una niña. La Rebecca de ahora era algo maléfico que había entrado a su vida e Isadora no se había dado cuenta.
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Para Isadora, el amor es el preámbulo de la pérdida. Pero esa no es la persona que quiere ser, sin embargo ahora se le hace muy difícil cambiar. Así que simplemente se dispone a esperar a llegada de hija luego de lo que debió ser un horrible y traumatizante 2do. año en Hogwarts. A su alrededor ve familias que se reunían con sus hijos, rostros empapados de lágrimas y el aire cargaba una mezcla de alegría y tristeza. Tontamente se preguntó si su encuentro sería igual.
La vio desmontarse del tren. A su hija con semblante serio y ojos donde reconocía no había nada positivo. Tal vez todo eso era su culpa, siempre fue una mala madre para Rebecca. Era injusto desear que cambiara. Por su cabeza se cruzó la duda: ¿Comprendería Rebecca lo horrible que ella había sido como madre? Y lo más importante, ¿le importaría?
Sin embargo, ya era demasiado tarde para eso.
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Sus dos primeros años en Hogwarts estuvieron marcados por dos acontecimientos catastróficos: Las dos batallas de Hogwarts. La Primera, donde el Director Albus Dumbledore perdió la vida al caer de la Torre de Astronomía y la Segunda, donde ocurrió la caída definitiva del Señor Tenebroso. Si bien fueron sucesos de gran envergadura, estos no marcaron tan profundamente a Becca. A pesar de su personalidad, la heredera de los Warwick no tiene el canon de la pureza de la sangre como algo tan importante. En su vida todo se resume a que si eres débil, morirás a manos de algo más poderoso. La sangre no tiene nada que ver con esto.
Los años subsiguientes pasaron sin muchas penas ni glorias hasta la actualidad. Al día de hoy comenzará a cursar su 7mo. año y todavía no tiene idea de lo que desea hacer una vez salga de Hogwarts.
T.I.M.O.S:
Encantamientos: S
Transformaciones: E
Herbología: A
Defensa contra las Artes Oscuras: E
Historia de la Magia: I
Pociones: A
Cuidado de Criaturas Mágicas: D (no estudió nada ya que realmente no le importaba)
Adivinación: T (no se presentó al examen porque no quiso)
Astronomía: S
Runas Antiguas: A
Extras: La unión matrimonial de sus padres fue una arreglada, y de hecho, su padre es 15 años mayor que su madre. De paso, Roderick es un descarado que se acuesta con cuanta mujer le pase por la vereda y le guste, actitud que es la pesadilla de sus padres. Por su parte, la madre de Rebecca es una mujer que se ha dedicado a vivir una vida de lujos, ignorando por completo a su hija… aunque con los años ha aceptado que aquello tal vez fue un error. Ambos han estado olímpicamente ausentes de la vida de su hija, lo cual explica (en parte) su personalidad. También ha crecido con la noción de que con sólo estar viva le arruina la vida a todo aquel que la odie.
Contraseña: **********
Rebecca Warwick- Slytherin
- Mensajes : 135
Fecha de inscripción : 08/02/2012
Empleo /Ocio : 7mo Curso
Re: Rebecca Warwick
FICHA ACEPTADA
Bienvenido(a) a Lumus Maxima, recuerda revisar en que época del año estamos al igual que los anuncios cada tanto. No podrás postear hasta que veas que tienes la etiqueta que te corresponde. Cualquier duda, ya lo sabes: Mensaje privado o la sección correspondiente.
Diviertete.
La Administración.
Srita. Warwick, bienvenida nuevamente al nido de las serpientes este año. Para bien o para mal este es su último, así que espero que entre sus planes se encuentre el terminarlo sin problemas y en una sola pieza, además de que deje de deambular sola, como si fuera un fantasma. No se apresure a los hechos y deje la labor a los que verdaderamente tenemos la responsabilidad.
Atentamente,
El Barón Sanguinario
Barón Sanguinario- Moderador
- Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 01/01/2012
Localización : Mazmorra de Slytherin y sus Alrededores
Empleo /Ocio : Fantasma de Slytherin/Moderador
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Jue Nov 08, 2012 12:20 pm por bebexito emoxito
» Di lo que quieras
Jue Nov 08, 2012 12:10 pm por bebexito emoxito
» Registro de avatares. Apunta el avatar de tu personaje aquí.
Jue Nov 08, 2012 11:33 am por bebexito emoxito
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Jue Ago 02, 2012 3:55 pm por Invitado
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Vie Jul 20, 2012 10:55 am por Invitado
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Dom Jul 15, 2012 7:44 pm por Alex Wells
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