Verde y plata

Su madre los lleno de besos en el anden nueve y tres cuartos, esté y el tren no lo sorprendieron, había acompañado todos los años junto a sus hermanos para despedir a Macbeth por lo que esta era la sexta vez que pisaba aquel lugar, la diferencia radicaba que ahora el partiría a Hogwarts también. Lizeth le daba un montón de instrucciones a Macbeth mientras Hamlet se acercaba a sus hermanos pequeños con una suave sonrisa. Desdemona no paraba de llorar, Romeo no se atrevía a hacerlo con tanta gente a su alrrededor pero estaba a punto de hacerlo. -Volveremos para navidad.- les dijo animado poniendo su infantil mano sobre la cabecita de la rubia de su hermana-Solo son unas semanas- se dirigio a Meo -El siguiente año tu vendrás con nosotros y el siguiente vendrá Des, ya verán que este tiempo se les irá rápido, les escribiré todos los días, lo prometo.- Al final los abrazo y beso la frente de cada uno, Desdemona se había calmado bastante y confiaba que Romeo se sobrepondría, aunque era infinitamente dependiente de él.

Recibió un último abrazo de su padre y más besos de su madre antes de subir al tren, iba de la mano de su hermano mayor cuando el tren comenzó a moverse lentamente por las vías.

-Vamos.- Macbeth se parecía mucho a él en la actualidad, solo que era mucho más pulcro y amable. Lo dirigió por los pasillos del tren, caminaban esquivando a muchachitos que iban con sus mascotas de aquí a alla, justo como ellos. Ham apenas podía andar con la jala de su pequeña lechuza fantasma, por su parte Mac no tenía problemas para pasar ya que su gato se abría paso entre las piernas de los alumnos.

-¿Me llevaras a conocer a Harry Potter?- se decidió a preguntar Hamlet, era lo único que le emocionaba de tener que ir a Hogwarts.

-Luego, tenemos que encontrar un lugar para nosotros.-

Ham se detuvo en seco, haciendo que su hermano lo hiciera también. No quería estar a solas con él, no quería viajar a Hogwarts, no quería estar en ese colegió.

-¿Qué sucede?- solo con él los ojos de su hermano miraban así. El pequeño no supo que decir y al final ambos se encerraron en un cubículo para ellos dos solos. Hamlet no viajo cómodo, todos adoraban a Macbeth, pero es que no lo conocían como él. Al llegar a la estación en Hogsmeade ambos ya estaban vestidos con sus túnicas, su hermano mayor le había explicado el proceso, estarían separados hasta la selección, una vez que le tocará ser Gryffindor estarían juntos. Lo único que deseaba Ham al bajar del tren era no ser un león, aunque el niño que vivió estaba allí.