Subway [Libre]

Ya sabía llegar del aeropuerto central a casa de sus abuelos sola, desde que había pasado a segundo año en Hgwarts recorría el camino que en primero su padre le enseño sin necesidad de ver el mini mapa que su atento padre le hacía año con año temiendo que hubiera un cambio inesperado, pero los muggles no eran como los magos y no hacían grandes cambios tan rápido.

Su carta había llegado unos días atrás en el pico de una lechuza de Hogwarts, se asustó con Fendo el tucan y casi se va con la lista de materiales que iba ocupar para este año, pero al parecer la lista lechuza entendió los gritos de Leeloo pues dio una voltereta en el aire y dejo caer la carta para salir despavorida al ver que el gran tucan la seguía. Loo sabía que era momento de empezar la siempre dura despedida con su padre, la única vez que la acompaño al callejón fue en primero, los demás lo hacían sus abuelos encantados de que al menos les prestara la niña un par de semanas antes del colegió.

Su abuelo decía que era más practico que pidieran un translador al ministerio que fuera hasta el patio de su casa, pero Loo adoraba la experiencia de viajar, sobretodo conocer gente, como el muggle enojado que decía que habían retrasado su vuelo ya dos veces en la sala de espera o el otro muggle joven que le toco a un lado de ella, decía que había ganado una beca en Oxford y que era perfecto, tenía una novia allá que conoció por chat. Luego estaba el oficial que la checo en su llegada al aeropuerto, le había deseado un buen día de manera tan amable. Otra cosa que disfrutaba era el camino a casa de sus abuelos, le gustaba tomar un taxi en el aeropuerto que la acercaría más a la ciudad, el taxista de esta vez era hindú y hablaba muy gracioso el ingles, le contó un montón cosas sobre su país cuando Leeloo le dijo que convencería a su padre que el próximo año la llevará a la India. Luego de tomar el taxi recorría unas cuantas cuadras a pie para llegar a su parte favorita de todo el viaje, el metro subterraneo.

¡Había un montón de gente! Una vez se quedo esperando cuatro horas el metro para observar y la gente nunca se acababa, el tren siempre escupía decenas y decenas de personas y luego engullía cientos. Las primeras veces había sido todo un desafió para ella saber cual la llevaría a casa de sus abuelos, pero ya se sabía las rutas de memoria y antes de llegar con ellos recorría casi todas, en cada parada hacía un amigo nuevo.

Iba descendiendo las escaleras del tunel que daban a las taquillas, su maleta de viaje era de plástico y tenía un montón de pegatinas de los viajes que había realizado... y uno que otro dibujo de su autoria. Para ella, en lugar de ser molesto, era divertido perder de vez en cuando su equipaje entre la gente, como ahora que había tenido que soltar la manija de la maleta con ruedas ya que había resbalado en los últimos escalones. Espero a que el mar de gente menguara y vio unos diez escalones más arriba su maleta, sonrió, al menos no se había abierto, así que fue a su rescate. Cuando la levanto, la tomo por la alta manija y la obligo a rodar hasta el fondo, al llegar ahí la maleta no resistió y como si sus pensamientos se hicieran realidad, la maleta se abrió.

Libros, ropa, tunicas, chunches, juguetes y tonterias quedaron regadas por todo el piso.

-Oh... Oh...- si no se daba prisa, la gente volvería y pisotaría sus cosas. Se arrodillo y empezó a meter como podía las cosas, esperando que el tiempo se detuviera aunque fuera un minuto.

Loo no había pedido ayuda de su padre para que usara magia a la hora de empacar sus cosas, pero cualquiera diría que si al ver que la maleta ya parecía llena con lo poco que había metido y aún faltaban un montón de cosas. Suerte que lo más extraño eran sus túnicas del año pasado y su varita, pero está había sido el primer objeto que recogió.

Intentaba averiguar como era que en asa habían cabido tantas cosas cuando alguien se ofreció a ayudarle, levanto la cabeza para mirar de quien se trataba, tenía una sonrisa avergonzada en el rostro al tiempo que se hundía de hombros, la pregunta del muchacho que más bien era una broma la dejo pensando un momento, al tiempo que sostenía una túnica entre sus manos y regazo, como si se hubiera olvidado del problema o peor aún, creyera que tenían tiempo suficiente de charlar.

-Ninguna de las dos. La ley de la gravedad es relativa...- hablaba por el mundo magico, pero un pobre muggle no lo comprendía, sentía tanta pena por ellos -...y aunque parece un deporte interesante, no sabía que existía, asó que no.- Por eso solían llamarla Crazy Loo, solía tomarse en serio las bromas y lo serio en broma. No era a propósito, no era buena relacionandose por que nadie queria relacionarse con las personas que no encajaban con la normalidad, aún en el mundo mágico.

Sus ojos grandes y pelones observaban al chico atenta. Se dio cuenta de quien era hasta el momento. -¡Hey! ¡Eres tú!- sonrió amena. Era un compañero de curso, se acordaba de cada uno de ellos y aunque no hablaba mucho con ninguno no era problema reconocerlos. -¿Cómo estas Zodiak?- preguntó educadamente, si, se le había olvidado el tema de su maleta y de hecho el muchacho parecía más interesado en recoger todo. -Nunca antes me había topado a un compañero en el subterraneo...- se acerco a el, como si fuera a decirle un secreto -...a muchas serpientes las cosas muggles les da alergia.- se alejo de nuevo y acomodo el cabello tras su oreja -Eres muy amable. No tienes cara de serlo-

-Somos parecidos. Yo no estoy loca, sin embargo me llaman Crazy Loo- la rubia estaba muy consciente de lo que decían de ella, también de los ingeniosos apodos que le habían puesto -También me dicen Creepy Loo, pero no estoy muy consiente de si realmente soy tan fea como para infundir escalofrios en alguien.- hizo una pausa -Aún así YO creo que eres muy amable.- sonrió, los dientes que le sobresalían como los de un conejo apretaron su labio inferior.

Volteo hacía su maleta y le sorprendió ver que ya todo estaba dentro, lo único que faltaba era la túnica que estaba en su regazo, así que la hizo bola, la puso encima de las cosas, apretó con sus manos y empezó a cerrar la maleta justo a tiempo, escuchaba como la gente se volvía a juntar, como si se tratara de una ola.

-Ahora si pareces un Slytherin.- se burlo un poco, lo decía por el comentario de la alergia a muggles. Ella no creía que por estar en determinada casa eras de determinado carácter, ella misma era un vivo ejemplo. -Pero realmente creo que aquellos no tienen interés sobre los muggles son tan conformistas en cuanto a conocimientos. Son tan asombrosos, nosotros tenemos la vida hecha practicamente y ellos buscan sus maneras. Los admiro.-

Se había apartado del camino por donde la gente pasaba para acercase a los andenes donde abordarían el metro, quedando en una de las orillas junto a Zodiak y cargando su maleta con ambas manos. Era un gran volumen para alguien tan escuálida como ella. Mantenía su vista hacía el frente, pero rodo los ojos hasta el chico cuando quizo contestarle. -No te preocupes, no creo llorar. Cuando me muestres como dices que eres en verdad me acorare de lo amable que fuiste al ayudarme con mis cosas y no importa si eres una especie de Lord Voldemort, yo te tendré en estima.-

Jugó un poco, balanceándose de adelante hacía atrás, de atrás hacía adelante con sus pies. Le gustaba observar a la gente mientras lo hacía, había de todo tipo, desde la señora metida en un traje sastre hasta un chico con una moja que tenía todos los colores del arcoiris. Soltó una carcajada, pero a diferencia de la de el moreno la de ella era más divertida y jugetona -Tu no estas describiendo a los muggles.- sonrió y alzó la nariz, deseosa de expresar lo que iba a decir a continuación, pero tomando una pausa para darle el dramatismo necesario. -Tú estas describiendo a tipo de gente. ¿Acaso no hay magos pateticos? En nuestra clase hay muchisimos. ¿Crees que no hay hipocritas con magia? Me acabas de decir que no eres como te muestras, entonces eres hipocrita. ¿De verdad crees que los muggles son retrogradas? Lord Voldemort tenía pensamientos tan retrogradas que opacaban las grandes cosas que hizo.- de nuevo le miraba, solo que ahora ahbía girado su rostro hacía él -Si vas a odiar a los muggles hazlo por algo que no pueda ser equiparable a un mago, sino sería una falacia.-

-¡Te hice hablar!- soltó satisfecha con una sonrisa grande en su rostro. Se había detenido en el andén, donde había muggles esperando su transporte y quizá uno que otro mago mestizo, era imposible saberlo a simple vista. -Bueno, ya habías hablado, a lo que voy es que logre exponer tus ideas...- suspiro aún sonriente -... con lo que me gustan los debates, el problema es que para un debate debe haber dos personas o más y tener una poquita de capacidad mental. Tú la tienes, es una lastima que no hablemos tanto en Hogwarts, no me aburriría tanto cuando no hay clases, a veces hacer debates conmigo misma es muy aburrido ¿Sabes lo insoportable que puedo llegar a ser?-

Era obvio que el tema de la personalidad de Zodiak y el de los muggles había quedado en el olvido para la chica, ella seguiría manteniendo hasta la muerte que Zodiak era amable "Aunque no me ayude con mi maleta." Hablar de muggles entre magos era como la religión o política, no se debía conversar entre amigos de esas cosas si se quería estar en paz.

En Hogwarts no había tenido oportunidad de hablar con él, pero por simples observaciones se había dado cuenta que no estaba siendo grosero con ella, simplemente así era. Tampoco es que Crazy Loo se dejara ofender con facilidad, había aprendido que era un poquito diferente a los demás. Era normal recibir cierto rechazo.

-¿Hacía donde vas?- preguntó curiosa, después de todo al parecer tomarían el mismo tren.

Notó que la mirada de Zodiak estaba ausente, la rubia conocía esa expresión, era la que su padre ponía cuando se perdía en sus divagaciones e incluso ella la hacía en momentos expontaneos, cuando quería ponerse pensativa. Mientras miraba a su compañero de curso y casa, no pudo evitar preguntarse cual era el motivo para que el tuviera ese gesto. Durante todo el rato en que el se quedo en silencio ella tenía sus ojos puestos en el, bien abiertos, como si esperará que algo impresionante fuera a suceder.

Quedo levemente desepcionada al ver que el moreno no soltaba una verdad innegable, sino que simplemente se estremecía para contestar una pregunta que ella ya había olvidado.

-Como sea...- su maleta quedo pendiendo en una sola de sus manos al hacer un gesto que restaba importancia al asunto -...creo que a partir de ahora me sentaré a tu lado en el gran salón.- asevero, no preguntó -Aún quedan vacaciones, tiempo suficiente como para que te hagas a la idea de que es posible que te miren raro o te insulten.- le coloco una mano en el hombro, sonrió, enseñando sus dientes frontales, que la hacían ver como una conejita. - Si te quieres acostumbrar a mi, siempre puedes ir a verme a la casa de mis abuelos. Les agradará que tenga un amigo, siempre me molestan diciendo que los libros no cuentan como amigos... aún no los he hecho entender que no soy amiga de un libro, eso es tonto. Sino de sus personajes.-

Ahora mismo no ubicaba quién era Abel o Chad, pero suponía que se trataba de los chicos que siempre estaban pegados a Zodiak de los cuales apenas recordaba sus estaturas, más no serian un problema ahora que Leeloo demostraba interés en su compañero de casa, además de ser flaca y escurrirse donde sea, a ella no le importaba lanzar un par de hechizos a los traseros de los chicos si no se comportaban caballerosamente con ella. –No te preocupes, no estorbare mucho, además no puedo pasar toda la vida contigo, Camille- quién era su mejor amigo – es muy celoso y chiflado, pensaría que ya no quiero ser su amiga si me siento contigo demasiado… Lo único que me preocupa de tu advertencia es que si la hiciste porqué realmente no me quieres cerca- soltó así nada más, como si no le afectara que el chico la rechazará –Ya sabes, hay personas que temen herir los sentimientos de otras personas ¿Eres tú así?-

La rubia pestañeo ante la pregunta del pelinegro y parpadeo un poco mientras seguía observándole un rato en silencio, preguntándose a si misma si quería que le respondiera. A final de cuentas llego a la conclusión de que si –No sé si realmente te importe lo que digan de ti, yo solo te informaba para que después no me reclamaras. Mi padre dice que sobre aviso no hay engaño.- llegaron a una de las tantas paradas, la gente bajo y hubo dos lugares juntos que se desocuparon, tomo la mano de Zodiak y lo llevó a sentarse ahí.

El tren subterráneo se puso de nuevo en marcha –Yo no tengo hogar realmente, mi padre y yo nos mudamos cada que nos aburrimos de un país, pero cada cierto tiempo me veo obligada a visitar a mis abuelos. Se mudaron a el valle de Godric recientemente…- se agacho y busco en los bolsillos delanteros de su maleta, que tenía frente a sus pies. Saco el pergamino que su padre le escribía cada año con la dirección y se lo entrego al chico –No te preocupes por lo que puedan pensar, realmente nunca les hago caso.- y era verdad, no se explicaba por qué seguían intentando estrechar lazos con ella.

-Los personajes existen.- frunce el seño, volteándolo a ver como si la hubiera ofendido. Por qe en efecto, lo había hecho –Si no existieran no habría historias.-

Giro su rostro hasta el chico, si de por si sus ojos eran grandes, ahora que los tenía abiertos como platos parecían dos grandes farolas de un camión de carga. -Ya se que no lo has dicho- hizo un mohín con sus labios, su boca era muy parecida a la de los peces al boquear en ese momento -Eres un enojón. Te vas a acabar muy rápido- alzó una mano para pasar sus dedos por las arrugitas que se le hacían en la frente al moreno -De todas formas no te conozco, por eso te pregunte- suspiro al momento en que dejaba de tocarle, entonces sonrió mientras le miraba de reojo -Pero no te creo que eres de los que no temen lastimar a nadie.- se hundió de hombros y no dijo nada más de momento.

La gente volvió a bajar en la estación a la que habían llegado, escuchó el pitido que avisaba que se iban a cerrar las puertas al mismo tiempo que escuchaba decir a Zodiak una sarta de sandeces (desdé el punto de vista de la rubia) y volvió a voltear para mirarlo, está vez tenía su seño fruncido, además se había cruzado de brazos -¿Eres tonto?- nunca había sido muy delicada al hablar -Por el simple echo de que alguien más los invento existen ¡Menudo crió! - expreso exasperada, poniéndose de pie -Las palabras los hacen reales ¡No me hables! Ya tuve suficiente de ti hoy.- dijo antes de partir a sentarse en otro lugar que estaba desocupado, donde se cruzo de brazos enfurruñada.

Loo no quería discutir ese tema, porqué si resultaba que Zodiak tenía razón resultaría que siempre estuvo sola.